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Nunca imaginé que el corazón de mi hijo tendría precio...
Fue un embarazo bastante normal a pesar de una amenaza de aborto que fue controlada con medicamentos y reposo hasta los 7 meses. Me realicé 8 controles con ecografías, todo iba muy bien, mi bebé decidió salir antes de lo previsto; Apenas lo tuve en mis brazos me atrapó por completo, por fin conocí el rostro del amor de mi vida, lo que me llamó poderosamente mi atención, me detuve a observar detalladamente su cara, sus ojos, sus manos y pies, "Daniel era Síndrome de Down" pero eso no causó ningún impacto en mi, amaba a mi hijo y mi único temor era su salud, sabía que podía traer alguna enfermedad congénita.
A los pocos días de nacido noté que Daniel respiraba muy rápido y que se cansaba mucho al tomar pecho o su biberón, el calor lo debilitaba demasiado, todo esto se lo comenté al pediatra quién me decía que todo iba bien; poco antes de cumplir los 2 meses decido llevarlo a una nueva pediatra; ella le mandó a realizar una serie de , los cuáles salieron todos alterados y me lo hospitaliza para realizarle nuevos estudios, los mismos vuelven a salir mal y es cuando me lo traslada para el Hospital de Especialidades Pediátricas donde lo evalúan varios especialistas.
Es hasta ese momento que empieza a cambiarle la vida a mi hijo, los doctores arrojaron muchos diagnósticos pero había uno que comprometía la vida de Daniel, "mi bebé padecía de una cardiopatía congénita", su corazón necesitaba ser reparado y habian muchos bebés en su misma situación, por lo que ingresa a una larga lista de espera.
Daniel seguía cansado, débil, agitado, podía sentir ese corazón latir con mucha rapidez, cada vez que lo tenía en brazos me preguntaba si mi hijo aguantaría tanto, Daniel no podía salir de casa sólo a sus citas médicas y terapias; pero Daniel mostraba una fortaleza y así con tantas cosas en su contra él avanzaba en sus terapias, logró sentarse y gatear de acuerdo a su edad como un niño común y corriente.
Pasaban los meses y a pesar de que tocaba muchas puertas para conseguir que mi hijo sea operado no se me abría ninguna hasta que un día un amigo me habla de la Fundación Latidos, inmediatamente me pongo en contacto con ellos, "sentí que por fin veía la luz, una nueva esperanza para mi bebé". Daniel es atendido en Pacífica Salud por el cardiólogo pediatra Dr. Miguel De La Rosa quién confirma el diagnóstico, pero aparte de la CIV amplia mi bebé presentaba otros problemas, para este entonces Daniel cumplía sus 8 meses.
En conjunto con la Fundación Latidos empezamos a tocar nuevas puertas para sufragar los gastos de la cirugía que necesitaba mi hijo, a su vez se logra una cita con el Dr. Manuel Ochoa Cirujano Cardiovascular; el mismo evalúa a Daniel, nos explica detalladamente todo lo referente a la cirugía que se le debe realizar a mi hijo. y le da una fecha probable de cirugía.
Recibo la buena noticia de que la Presidencia de la República asumiría los gastos de cirugía y hospitalización, sabía que Dios estaba dándole una oportunidad más y así fué.
Para Enero 2019, mi hijo con un año de edad estaba listo para que su pequeño corazón sea reparado, esa mañana llegamos temprano, mi hijo desconociendo todo a su alrededor estaba feliz, entra al salón de operaciones del Hospital Pacifica Salud en brazos de la Anestesiologa Dra. Thais Coronado en ese momento mi corazón se fue con él, "le entregué a un gran equipo, la vida del ser más importante que existe para mí", Estaba nerviosa pero mi Fé era mayor, confiaba en el profesionalismo de todos ahí dentro, sabía q Jesús, la Virgen María y mis santos los acompañaban.
Con el favor de Dios la cirugía fue un éxito, apenas vi al Dr. Ochoa sonreir supe que mi gran sueño era una realidad, mi hijo tenía un corazón sano y con muchas ganas de seguir latiendo ahora sí sin ninguna dificultad.
Esta es la historia de vida del pequeño guerrero Daniel Alessandro, donde yo, Osiris Aizprua su madre, familia y amigos agradecemos eternamente a Dios, a la Fundación Latidos, a la Presidencia de la República, al Hospital Pacífica Salud por la excelente atención desde el primer momento, a los enfermeros de preparación, a todo el equipo que estuvo presente en la cirugía, a la Unidad de Cuidados Intensivos y al personal de enfermería asignado que se encargaron de velar por la recuperación de mi hijo, pero sobre todo, agradezco al Dr. Manuel Ochoa y Miguel De La Rosa, los ángeles guardianes de Daniel Alessandro, gracias a sus conocimientos, profesionalismo y empeño hoy mi hijo tiene la oportunidad de vivir sin restricciones.
Osiris Aizprua "madre de Daniel"